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La pintura es uno de los elementos más importantes a la hora de decorar y proteger una superficie, ya sea de madera, metal, plástico, cemento o yeso. Sin embargo, no todas las pinturas son iguales, y dependiendo del uso que le vayas a dar, tendrás que elegir una u otra. En este artículo, te explicaremos los principales tipos de pintura que existen, sus características, ventajas y desventajas, y cómo aplicarlas correctamente.
Pinturas al agua
Las pinturas al agua son aquellas que se diluyen y se limpian con agua, sin necesidad de usar disolventes químicos. En el catálogo de cualquier fabricante de pinturas base agua podemos encontrar tres tipos: las pinturas acrílicas, las vinílicas y las látex.
- Las pinturas acrílicas se componen de una resina sintética que se mezcla con pigmentos y agua. Son muy resistentes al paso del tiempo, a la humedad y a los rayos UV, por lo que son ideales para exteriores e interiores. Además, secan rápido y tienen un acabado mate o satinado. Se pueden aplicar sobre cualquier superficie previamente imprimada, y se pueden mezclar entre sí para crear diferentes tonos.
- Las pinturas vinílicas se forman a partir de una emulsión de polímeros vinílicos y agua. Son más económicas que las acrílicas, pero también menos resistentes y duraderas. Se usan principalmente para interiores, sobre todo para paredes y techos. Tienen un acabado mate o brillante, y se pueden teñir con colorantes universales. Se aplican sobre superficies limpias y secas, y se pueden lavar con agua y jabón.
- Las pinturas látex se elaboran con una emulsión de caucho natural o sintético y agua. Son muy elásticas y flexibles, lo que les permite cubrir pequeñas grietas y fisuras. Se emplean sobre todo para exteriores, ya que resisten bien los cambios de temperatura y la lluvia. Tienen un acabado mate o satinado, y se pueden colorear con tintes al agua. Se aplican sobre superficies preparadas con una capa de sellador, y se pueden limpiar con agua.
Pinturas al disolvente
Las pinturas al disolvente son aquellas que se diluyen y se limpian con disolventes orgánicos, como el aguarrás, el alcohol o la acetona. Dentro de esta categoría, podemos encontrar las pinturas al óleo, las sintéticas y las de esmalte.
- Las pinturas al óleo se componen de un aceite vegetal o mineral que se combina con pigmentos y disolventes. Son muy cubrientes y duraderas, pero también tardan mucho en secar y tienen un olor fuerte. Se usan sobre todo para pintar muebles, puertas, ventanas y objetos de madera o metal. Tienen un acabado brillante o satinado, y se pueden mezclar entre sí o con otros tipos de pintura. Se aplican sobre superficies lijadas y limpias, y se pueden barnizar para aumentar su protección.
- Las pinturas sintéticas se fabrican con una resina sintética que se mezcla con pigmentos y disolventes. Son más resistentes y rápidas de secar que las al óleo, pero también más tóxicas y contaminantes. Se emplean para pintar superficies de metal, plástico, madera o cemento, tanto en interiores como en exteriores. Tienen un acabado mate, satinado o brillante, y se pueden teñir con colorantes universales. Se aplican sobre superficies imprimadas y desengrasadas, y se pueden barnizar o lacar para mejorar su aspecto.
- Las pinturas de esmalte se basan en una resina alquídica que se une con pigmentos y disolventes. Son muy adherentes y resistentes al roce, al calor y a la humedad, por lo que son perfectas para pintar superficies que requieren un alto nivel de higiene y limpieza, como baños, cocinas o zonas infantiles. Tienen un acabado liso y brillante, y se pueden colorear con tintes al disolvente. Se aplican sobre superficies limpias y secas, y se pueden lavar con agua y detergente.
Como hemos visto, existen diferentes tipos de pintura que se adaptan a las necesidades y preferencias de cada usuario. A la hora de elegir la pintura correcta, hay que tener en cuenta el uso que se le va a dar, el tipo de superficie que se va a pintar, el acabado que se quiere obtener y el presupuesto que se tiene.